viernes, septiembre 23, 2005

El Juego

Tengo un trabajo nocturno, en el cual puedo salir a fumar un dromedárico de vez en cuando. Esta noche salí a las cuatro de la mañana y vi la Luna. No piensen que voy a ponerme meloso y cursi para describir una poesía o un amor. Simplemente, la Luna inició una ráfaga de pensamientos conéxos por un hilo nanométrico, terminando en el juego en sí mismo. Terminé de intoxicar mis pulmones y me dirijí perturbado a mi cubículo, pasando antes por la bendita máquina que me regala café, para preguntarle a mi compañera de trabajo sobre el asunto.

Pausa.

Ella estudia Comunicación Social, una carrera donde se lavan completamente los cerebros de los estudiantes para poder lavarle el cerebro a la gente. Media aniñada, con un repertorio increíble de moralejas simpsonianas, rubia cuando quiere, morocha para defenderse, pelirroja para atacar, llevándose puesto al mundo sin darse cuenta. Y asi está, a medio lavar, entre desamores y amores, en sus 26.

Play.

¿Cúando fue la última vez que jugaste?
Hoy. Siempre juego, salto las líneas de las baldozas, por ejemplo.
Ok, pero ¿cúando jugaste con alguien por última vez?
Hace un mes, jugué Carrera de Mente.
¿Y antes que eso?
Puff, hará un año, El juego de la vida... pero a mí me encanta jugar, si fuese por mí jugaría un "juego de caja" todos los días, pero no tengo tiempo.

Déjenme sacar algo de mi garganta primero: ¿quién puede ser tan inmoral y vulgar como para llamarlos "juegos de caja"? Pero claro, dentro del currículum que les facilité, no les dije que la pobre cabecita negra que obtuve por compañera es de Flores. Creo que eso puede aclarar la situación.

Saliendo de aquella liberación opinionística sin importancia, quiero ir al meollo del asunto: el Juego.
No pretendo analizar el juego, ya que eso sería tarea de un juególogo o recreólogo. Tampoco contar mí trayectoria con respecto a él. Sino, plantear la interrogante ¿cúando dejamos de jugar?

La mente de su anfitrión (sí, anfitrión), ya descartó el por qué, ya entendí que eso sucede por la falta de tiempo o de compañeros de juego. Comprendí que un analisis más profundo, ameritaría la ayuda del sr. Letalidad, estudioso de la Recreología. Pero como no necesito ( o no quiero necesitar ) la ayuda de nadie, encaro otra cuestión. El cuándo. Entonces ¿cuándo dejamos de jugar?

Ninguna persona puede decirme que deja de jugar (a cualquier cosa, hablo del juego mismo) porque así lo desea. Bien puede dejar de jugar a la "mancha" cuando tiene 15 años, pero nacen otros juegos, tanto "de caja" (¡qué cómico!), como de cualquier otra índole. Pero nadie deja de jugar porque madura, porque ya está grande para los juegos, porque no quiere, porque no le gustan. Y si alguien es capaz de eso, entonces por favor, sáquenlo de su miseria y mátenlo al pobre animal.

Puede lograrse diversión conversando y tomando infusión de yerba (la que elijan). Pero eso no implica ninguna competencia ni enfrentamiento lúdico. Se puede jugar a "saltar las líneas de las baldozas", pero carece de dificultad y competencia (aunque Yo tengo la teoría que mi compañera ha perdido varias veces en ese juego). Podemos enfrentarnos a la Máquina Pensante que todos tenemos en nuestro hogar o casa, pero ¿no se vuelve mucho más satisfactoria la experiencia, cuando se está eliminando del juego a un amigo?
Somos animales competitivos, naturalmente competimos desde que nacemos. Creo que en algun momento de la vida, la competencia se vuelve tan abrumadora en el sentido real, que ya no podemos disfrutarla como entretenimiento. Escapamos a la competencia, para ir a un nivel horizontal, donde conversando nadie gana ni pierde. Tenemos miedo de perder porque nos reflejaría que en nuestra vida y competencias reales también perderíamos. Nos mostraría la realidad, la posibilidad de perder y eso nos asusta. Más aún en una sociedad tan competitiva como la que forjaron nuestros "elders".

¡Sea!¡Asústense!¡Corran!¡Huyan!
Son aquellos que están por encima mío en experiencias de vida los que dejan de jugar. Aquellos que le temen a la competición. Yo estoy preparado para la competición. Mi generación esta dispuesta a competir, y prueba de eso es que todavía juguemos. Competimos y nos agrada, nos entrena.

Yo juego.


Sin saludos.


M.

viernes, septiembre 09, 2005

El Poder de la Negación


¿Negación? Extraña palabra. Nunca había oído hablar de ella. Sucedió que estaba en una situación de mi vida cotidiana, cuando uno de mis allegados la pronunció. Cuesta admitir que uno no conoce cierta parte, por mas pequeña, diminuta, y lejos de sí mismo sea, de su lengua madre. Callado y "silbando bajito" (como diría un 'pibe de barrio'), corrí en la búsqueda del diccionario (o 'mataburros' como lo llamarían aquellos nombrados en el anterior paréntesis).

negación.
1. f. Acción y efecto de negar.
2. f. Carencia o falta total de algo.
3. f. Gram. Categoría semántica a la que pertenecen ciertas voces que sirven para negar.
4. f. Gram. Estas mismas voces.

Este resultado me llevo a otra búsqueda. El verbo "negar".

negar.
1. tr. Decir que algo no existe, no es verdad, o no es como alguien cree o afirma.
2. tr. Dejar de reconocer algo, no admitir su existencia.
3. tr. Decir que no a lo que se pretende o se pide, o no concederlo.
4. tr. Prohibir o vedar, impedir o estorbar.
5. tr. Olvidarse o retirarse de lo que antes se estimaba y se frecuentaba.
6. tr. Dicho de un reo preguntado jurídicamente acerca de un delito de que se le hace cargo: No confesarlo.
7. tr. Desdeñar, esquivar algo o no reconocerlo como propio.
8. tr. Ocultar, disimular.
9. prnl. Excusarse de hacer algo, o repugnar el introducirse o mezclarse en ello.
10. prnl. Dicho de una persona: No admitir a quien va a buscarla a su casa, haciendo decir que está fuera.

Tengamos en mente, para el siguiente análisis, los puntos 1, 2, 4, 5, 7 y 8.

Ciertas cosas tienen un límite, incluso en mí. Hasta ahora, cuando escribo estas líneas, pensaba que tenía una paciencia digna de elogio, pues eran contadas las veces (y muy predecibles y aceptables) en las cuales me veía superado por la situación. Pero tal vez, esta ocasión carece de tales justificativos, pues ha agotado mi paciancia muy pronto. Más pronto de lo que acostumbro: y tan sólo después de una declaración, su justificación y una respuesta.
Aquellos asiduos a este antro de expresión unilateral sabrán ya a qué me refiero; aquellos ajenos, recomiéndoles vean el post anterior y sean tan amables de leer sus comentarios.

Volviendo a mi paciencia, son pocas las cosas que pueden agotarla, o siquiera hacerle mella. Pero una de las grandes debilidades en ella, es el no-entendimiento. No el simple, vano y difícil hecho que yo no entienda algun tópico; sino, el no-entendimiento en un intercambio de ideas, cualquiera sea la causa. Sucedió en aquellos benditos comentarios, que un sujeto no quiso, pudo, sintió, decidió, opinar sobre lo que había escrito vuestro anfitrión. En cambio, simplemente (o complejamente, dado lo que desencadenó), hizo una breve reseña destinada a mi intelecto. Nunca podría sentirme ofendido por eso, y mucho menos sabiendo la reseña correcta y concreta, sabiéndola justa y apropiada. Pero, como siempre que soy calificado o tildado de alguna manera, me interesó en esa oportunidad saber porqué. En este punto comienza el no-entendimiento. El susodicho lector/comentarista hace su justificación de las implicancias que me hace cargo. Yo no quedo satisfecho con ellas, se lo aclaro, pero sin embargo le doy las gracias. Acto seguido, un cartel reza "el autor ha eliminado esta entrada", la cual nunca sabremos qué decía o quién la firmaba; y luego las contradicciones, faltas de ortografia, sintaxis y redacción se hacen brillar por doquier. Permítanme referirles este último detonante.

microvida dijo...
Mira M yo soy un pibe de barrio, al que le gusta saborear el bendito nectar que es el producto que nos deja la vaca entre otras cosas.
Leo cuando puedo.
ESCRIBIR ELEGANTE NO ES ESCRIBIR BIEN, ESO LO APRENDI EN UN PARTIDO DE FÚTBOL CON MAPUCHES EN EL SUR. AHORA SI, TENGA EN CUENTA QUE REFLEJA COSAS DEL SUBCONCIENTE. POR EJEMPLO LA SOBRESTIMACION DE UN INDIVIDUO.
LO SALUDO
D

Aquí quiero dejar mis impresiones mientras leía la respuesta. Continúen si son tan amables.

microvida dijo...
Mira M yo soy un pibe de barrio,
lo felicito, yo no
al que le gusta saborear el bendito nectar que es el producto que nos deja la vaca entre otras cosas.
dejaré esto pasar, pues estimo que será una frase 'muy conocida' en algún barrio.
Leo cuando puedo.
lea más a menudo.
ESCRIBIR ELEGANTE NO ES ESCRIBIR BIEN,
¿Yo escribo elegante y usted escribe bien?¿O simplemente Yo escribo elegante y usted nada?
ESO LO APRENDI EN UN PARTIDO DE FÚTBOL CON MAPUCHES EN EL SUR.
espero sinceramente que cite otra frase de su barrio.
AHORA SI, TENGA EN CUENTA QUE REFLEJA COSAS DEL SUBCONCIENTE.
inconciente sería el termino correcto.
POR EJEMPLO LA SOBRESTIMACION DE UN INDIVIDUO.
Si se refiere a mí en su ejemplo, ¿no quedó clara mi sobreestimación cuando me llamé pedante y altanero? Esperaba que así fuera.
LO SALUDO
Yo no.
D
M.

Tal vez, ustedes, mis Pequeños Lectores ('que pueden consiguir en el puesto instalado en el hall del teatro'), no estén en tal no-entendimiento como Yo. Puede ser que no se encuentren a mi nivel de entendimiento, y por eso, que no los desconcierte lo que 'microvida' escribió. ¡Sea! Dejen de leer entonces, no daré más vueltas que las que crea necesarias.
Después de leer, y leer, y volver a leer ese último comentario, mi paciencia se agotó, y decidí que una simple respuesta no era suficiente honor para hacerle a alguien que logró colmarme, y tenerme tan desentendido. Me propuse escribir un post entero dedicado a su falta de coherencia y singularidad (en el sentido cuántico, desde ya).

Algunos de ustedes pueden estar preguntandose qué tiene que ver la negación con todo esto.
Déjenme alumbrarlos.
Soy Pedante, Arrogante, Soberbio, Sarcástico, Insolente, Impertinente, Intolerante, Altanero, Egoísta, Ególatra, Narcicista, Arbitrario, Parcial, Subjetivo, Autoritario, Elitísta y muchas otras cosas más. Pero todas ellas con mayúscula. La mayúscula que se merecen por ser portadas con conocimiento de causa, con sapiensia y con frialdad. Con la mayúscula que determina que me hago cargo, y que no son carga para mí, sino alas a mis ideas
y pensares.
La negación, sin embargo, es algo que no me atribuyo. Nunca podría hacerlo, pues de hacerlo tendría que negarla, y por tanto no padecerla. Una paradoja digna del estilo EPR o bíblico. Pero cualquiera puede adjudicárla y Yo lo hago en estas líneas.
Sí.
Microvida niega que algo es verdad. No reconoce algo. Estorba. Olvida lo que antes estimaba. Esquiva algo como propio. Oculta. Disimula.
¿Porqué? Porque no puede entender que seres como Yo, su servidor, seamos como somos. Que amemos pensar como pensamos. Que podamos ser felices, relajarnos en nuestra plenitud de conocimiento propio.
Niega que siempre se estima ser superior a otro. Esquiva el placer que puede brindarle saberse mejor, cuando se da cuenta que tiene que haber alguien peor. Trata de ocultar estas emociones y pensares proyectados bajo un manto de inconciencia (o subconciencia, si él prefiere).
Es esta Negación, este No, el que precede al entendimiento entre usted y Yo.

Lo aplaudo, señor. ¡Y lo aplaudo de pie! Pocos que conozco han sido dignos de tanta atención de mi parte. Me siento orgulloso de conocer su intelecto, capaz de discrepar tanto del mío. Nos felicito. Realmente, usted y Yo, brindamos aquí, en este espacio, una visión particularmente diferente del mundo. No podría haber luz, sin oscuridad. Elija el que más le guste, esté usted seguro: yo habré pensado en el otro. ¡Gracias! Y le deseo una continua discrepancia con mi persona.

Sin Saludos.

M.

PD: Espero que el señor Microvida sepa, entienda que aquellos que confrontan aquí son nuestros intelectos, los cuales estoy seguro se quitarian los ojos el uno al otro, y luego pelearían a ciegas hasta que caiga el primero. Pero, por supuesto, nadie, ni Yo, ni dios, logra ser simplemente un intelecto.