viernes, marzo 03, 2006

Impotencia.

Condeno esta sensación, este sentimiento.
De todos aquellos sentimientos imaginables por el hombre, este es aquel que representa la suma de todos los miedos, este es aquel que nos priva de toda libertad, este es aquel que nos deja sin escapatoria, acorralados.
Contra la impotencia es muy difícil, casi imposible luchar. De hecho, si y sólo si, logramos atravesar ese momento en el que la desesperación nos invade, el único camino que podemos y debemos tomar es el que nos guíe a averiguar la causa, la raíz de nuestra falta de poder.
Pero si nos atascamos en la desesperación, o no podemos tampoco ver las causas, entonces estamos perdidos, completamente a la deriva, y la única salvación para nuestra patética situación es el milagro de la intervención de alguien externo, que por su propia iniciativa, bondad, causa o casualidad, nos guíe o libere. Pero debemos ser capaces de ser en nosotros mismos íntegros.

Así, siguiendo un axioma viejo, uno es dueño de algo sólo cuando tiene la capacidad de destruirlo, podemos decir que para ser íntegros y dueños, tenemos que tener completo control de nuestros actos, y hasta sabernos capaces de nuestra destrucción. Recordemos que la capacidad de algo, no implica la realización de ese algo.
En cambio, si sufrimos impotencia ante un conflicto y no podemos o sabemos determinar la causa, aquello que nos esta destruyendo no es algo nuestro, no somos nosotros, es externo. Es algo similar a la angustia de Heidegger, que nos invade desde fuera; como el Pánico, que viene hacia nosotros y no podemos detener.
Hasta que no podamos controlarnos, no seremos.
Hasta que no podamos destruirnos, no seremos.

Encontrar la causa de nuestra impotencia es el peor trabajo que puede existir. Para poder ser sinceros en nuestra búsqueda, debemos estar completamente abiertos a analizar todo punto, todo recoveco, todo aljibe de nuestra persona. Debemos poder mirar sincera y objetiva y subjetivamente cada pozo de recuerdos en el que dejamos algo; debemos saber mirar nuestro ambiente y no hacer obvio lo obvio, debemos mirar a nuestros allegados y juzgar su utilidad, su funcionalidad, su participación.
Poder extraernos de nosotros mismos, y ser nuestros propios jueces, buscando fallas, buscando falencias, buscando tumores; no es algo sencillo. No estamos buscando esos defectos que hasta algunos se enorgullecen de llevar y mostrar como estandartes de la modesta imperfección aceptada. No. Aquí buscamos más allá, porque, precisamente, no sabemos qué es lo que buscamos. Todo debe padecer bajo nuestra lupa, y nuestra lupa debe ser siempre tan inquisidora como Gregorio IX.
Pocos pueden mirarse así, pero es la Voluntad de esos pocos lo que los hacen individuos sobresalientes en el mundo plebeyo, de voluntades achacadas.

La impotencia es algo contra lo que todo ser humano, y no tanto, lucha en algún momento o varios de su vida. Pero sólo aquellos de fuerte Voluntad, aquellos que no escapan y no amedrentan, son capaces de vencer la impotencia, encontrando su causa y atacando la raíz.

De todo lo que podemos sufrir a causa de la impotencia, no es la búsqueda exhaustiva de su origen lo peor. Ese momento en el que todavía no aceptamos nuestra impotencia como tal, ese tiempo en que no entendemos y no queremos entender; eso es lo peor de la impotencia.
Este momento puede durar horas, semanas, meses. A aquellos llenos de Hubris les digo: ¡Desesperen! . Para ustedes que no pueden tolerar la simple idea de una falla en sí mismos, ni siquiera como pauta para la maduración y la mayor perfección del ser, no hay esperanza. Pero si pueden tolerar, concebir esa idea de falla entonces tal vez tengan oportunidad de entender que hay algo que debe ser buscado.

¿Cómo puede uno encontrar algo que no sabe lo que es?
Siguiendo una simple y vana lógica lineal, es imposible o circunstancial. No acepto lo imposible, precisamente, y no tolero la esperanza en las circunstancias. Las soluciones se buscan, se hacen, se toman, se eligen.
Pero esta lógica simple no puede ser aplicada para analizar una pregunta tan compleja, tan paradójicamente exenta de Gödel. Nuestra mente, cuerpo, entorno, compañía nunca es simple; y nuestra impotencia radica en alguno de ellos, y afecta a alguno de ellos. Y no tienen por qué ser análogos.

¿Cómo puede uno encontrar algo que no sabe lo que es?
No puede, quiere. No espera, desea. No piensa, no siente, observa. No habla, escucha.
Sólo ellos con verdadera Voluntad, verdadera Visión, verdadero Conocimiento, verdadero Dasein, pueden triunfar.

Curiosidad: la fuerza motora de todas las grandes Voluntades.


M.

6 comentarios:

M. dijo...

Acepto a su invitación, Cabernet por medio, pero, como siempre, no estoy de acuerdo con su opinión.

No. La impotencia es impotencia siempre.
Diferentes causas, sí. Precisamente, que haya diferentes causas es lo que hace tan exhaustivo el trabajo de la búsqueda.
¿Cómo dice?¿Impotencia sin Búsqueda?
Sí, es posible. Pero lo único que nos ahorra esta efímera y huracanada impotencia es trabajo, no sufrimiento.

Sin saludos.


M.

M. dijo...

Insisto en no comprender los planteos. A dónde quieren llegar, es un misterio para mí.
Cualqueira que sea el áera de acción de la Impotencia, desarróllese ésta plenamente o no, la Impotencia es Impotencia.
De ella, lo que atrajo mi atención para escribir, es su evolución, su curso, su solución o no. La Problemática que causa.

¿Serán impotentes para dar un comentario con valor?


M.

Unknown dijo...

Impotencia es ver "caerse el cielo sobre nuestras cabezas" y solo poder rezar porque algo del Eden quede en pie... la frase entre comillas porque la robe de Asterix. Bueno, supongo que no me queda mas que decirles... contarles que las cosas quedaron bastante mal... pero me lo merezco, por no saber parar las cosas, por no saber pedir ayuda, por pifiarla en mil aspectos... nos estaremos viendo, y agradezco a los que estan...

M. dijo...

Bien pues, dígame ¿es acaso la curiosidad, la ignorancia, la impotencia o nada en absoluto lo que pretende discutir?

No. No me sugiera material de lectura. No porque sepa Yo lo que me recomienda, sino porque hasta no debatir mis Ideas, no tiene sentido teñirlas adrede. Después del desafío de sostenerlas puras, como fueron concebidas, entonces podré saciar mi curiosidad.

Curiosidad es Ignorancia dice usted. Ignorancia reconocida y con Voluntad de ser remediada, digo Yo.


M.

Unknown dijo...

Curiosidad es Ignorancia en pos de ser "remediada" no con la voluntad, sino en el hehco de.

Bufon.

Bla dijo...

y llegó el catorceavo viajante, el saqueador...

Tal vez, la impotencia sea el total sojuzgamiento de ese impulso natural e imprescindible que llevó a Adán y a Eva a ser lo que buscaron ser... Ser como Dios.